Semana 35


Todos los padres lo saben: los niños de ahora son más listos que los de antes. La propia ciencia lo avala: hace veinte años los diferentes tests de inteligencia registraban para el alumno común un resultado en torno a los 100 puntos pero actualmente son casi 120. En menos de dos décadas se ha ganado una quinta parte de inteligencia. ¿Continuaremos, pues, afirmando que la especie se degrada, que la sociedad se empobrece y que el saber va de mal en peor? Los niños resultan ser más inteligentes porque crecen en un entorno más diverso y repleto que les enriquece tanto como les exige ser más sabios. Las intrigas de los telefilmes o los videojuegos multiplican al menos por tres el grado de complejidad que veíamos, hace treinta años, en las series de TVE.
Frente al repetido diagnóstico de los adultos empeñados en descalificar a los adolescentes porque no leen, se opone la evidencia de que el conocimiento no se obtiene ya en las profundidades de la cultura escrita sino en las superficies del plano audiovisual [,,,].
Sartre hacía ver en Qué es la literatura la materia inerte que constituyen de hecho los negros renglones de un libro. La página se abre y sólo vemos un enjambre de garabatos en fila. Este objeto venerado por la cultura culta carece de colores, sonidos o sugestiones simbólicas, prescinde de evocaciones gráficas y de música ambiental. Es la escritura por sí misma: el conocimiento oculto bajo el grabado abstruso. Para dar vida a ese ornamento de tinta seca es necesario inyectarle nuestra atención mental y emocional, vivificarlo con nuestra vida. Los celos, los odios, el amor de una novela son nuestras propias emociones trasfundidas sobre la letra muerta. "La letra con sangre entra". Y, al revés: la sangre en la letra entra.
Hasta hace poco, podíamos decir que todo el saber se hallaba encerrado en los libros. Ahora, todo el saber que de verdad importa se encuentra en las pantallas y sus metáforas. Los adultos formados en los libros no podemos llegar a saberlo bien. No podemos llegar bien a ese saber. De hecho, cada vez mayor número de empresas de nueva planta se basan en encuestas dirigidas a adolescentes para orientar sus producciones.

Vicente Verdú, Los niños son más listos que nunca, El País


1. Localización

Se trata de un texto periodístico publicado en el diario El País. Artículo de opinión con intención argumentativa escrito por el periodista Vicente Verdú.

2. Plano de contenido

Las nuevas formas de obtener conocimiento.

La voz autorial defiende el avance para el desarrollo de la inteligencia que supone los aprendizajes actuales, garantizado por estudios científicos y argumentos de autoridad, respecto al aprendizaje anterior al despegue de los medios.

El artículo está dividido en cuatro párrafos donde Vicente Verdú plasma, desde el primero de ellos, la tesis fundamental de su artículo, los niños de ahora son más listos que los de antes; además nos propone una pregunta retórica para desmentir la idea generalizada del empobrecimiento de la cultura. En los párrafos siguientes se sigue desgranando esta idea y defendiendo a los adolescentes como portadores de una nueva inteligencia que los adultos no conocemos y ya no interesa, pues hasta las empresas están más interesadas en los gustos de los adolescentes que en los de los adultos.

3. Plano de la forma

La voz autorial defiende la realidad del aprendizaje actual con un lenguaje elegido y cuidado. con detalles literarios y estilísticos que le dan un sentido estético.

Avalado por datos científicos y argumentos de autoridad, como la alusión a Sartre en su Qué es la Literatura, Verdú, en tiempo pasado, argumenta la evolución de la inteligencia perceptible desde hace años.

La adjetivación es rica y cuidada, potenciando las cualidades sonoras, visuales y sensoriales de los medios (evocaciones gráficas, música ambiental, sugestiones simbólicas) frente al aburrido mundo de la escritura (negros renglones, conocimiento oculto, grabado abstruso, letra muerta, tinta seca, materia inerte). Abundan los sustantivos abstractos que inciden en el tema del artículo (tecnología, ciencia, inteligencia) y, sustantivos abstractos que definen los sentimientos que el lector clásico  buscan en la ficción (celos, odios). Aparecen sustantivos y adjetivos cultos como ornamento, abstruso, trasfundidas

Rico en recursos estilísticos como ver la página de un libro como un enjambre de garabatos en fila, metáfora que permite quitarle valor. Las “profundidades de la cultura escrita” frente a “la superficie del plano audiovisual”. Paralelismo de estructuras, pero oposición de ideas. Destaca, entre comillas, cómo se aprendía entonces, con sangre, y se vale de esa expresión coloquial,  para trasladar la metáfora y la exageración y, al intercambiar los sustantivos, hace entrar a la sangre en la letra.

Comienza el artículo con un  “Todos los padres los saben” y escribe abarcando un plural que incluye al lector, incluso le pregunta, de forma retórica, si nosotros observamos lo que el observa. Ni la sociedad se empobrece, ni la sociedad se degrada, ni va de mal en peor.

Las ideas se explayan en frases largas que hilan sus pensamientos, incluso parece que faltan comas, que falta el aire. El autor se queda sin aire ante la dimensión de los nuevos saberes. 

4. Coherencia y cohesión

El texto presenta unidad de sentido y está bien organizado, por lo que es coherente, y el correcto uso de los recursos lingüísticos hace que esté bien cohesionado. Registro formal de carácter divulgativo.

5. Conclusión

Vicente Verdú defiende con elocuencia la inteligencia de los adolescentes, cuando parecemos vivir en un momento de descrédito de sus capacidades; los niños de hoy son más listos, porque controlan en modo de vivir en el que nacen. 

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