Capítulo 11
Últimamente leo
y oigo mucho que “quienes hoy sufren bullying son
los artistas de mañana”, que ese mismo bullying “te
hace fuerte” y que, al final, “se logra la revancha”.
Dejando a un
lado el retrógrado mensaje subyacente,
donde el dolor -en el más puro estilo de “la letra con sangre entra”- se
presenta como sinónimo de aprendizaje,
me pregunto qué pensarán de esta buenista aplicación del cuento del patito feo
los miles de niños, niñas y adolescentes que ahora mismo sufren acoso escolar y
que no tiene vocación creativa alguna. Los miles de niños, niñas y adolescentes
que saben, en carne propia, que no te conviertes en víctima de bullying por ser especial, sino por cuestiones a
menudo tan triviales y difíciles de explicar a tu entorno que hasta te llevan a
culpabilizarte injustamente por sufrir la violencia ajena. Rasgos físicos, de
carácter, anécdotas ocurridas en el aula o cualquier otro detalle pueden ser
suficientes para que alguien decida quebrar tu autoestima. Pero está claro que,
ahora que ya hemos obligado a quienes padecen una enfermedad a comportarse como
“héroes”, nos toca el turno de convertir también a quienes sufren el acoso
escolar en futuros Da Vincis -y pobres de quienes no lo sean-, cayendo así en
una perversa culpabilización de la víctima que se vende, sin embargo, como un
mensaje positivo y vitalista.
Dudo que
añadir la presión, en forma de leyenda autoficcional, de un éxito futuro calme
ese dolor, sobre todo cuando, seamos honestos, ese éxito puede que no se
produzca y, es más, para que llegue a ocurrir, no es necesario que nadie nos
acose. Pero en esta sociedad, cada día más puerilizada, preferimos abordar un
problema tan doloroso y prosaico como el bullying desde
la moralina del cuento de hadas, como si bastase con esperar una elipsis Disney para encontrar “unos años después”
al personaje humillado convertido en carismático triunfador. Y no solo es que
nadie nos garantice esa glamourosa conversión, sino que, a menudo, esa elipsis
ni siquiera llega a tiempo de producirse. En la realidad, ese dolor es tan
intenso que muchas y muchos de ellos intentan quitarse la vida antes.
De ese dato,
de las alarmantes cifras de suicidio adolescente, no hablamos tanto, ni de
las secuelas y cicatrices que deja el acoso escolar en la autoestima de
quienes lo padecen. A cambio, parece bastarnos con el mensaje hollywoodiense
donde todo acaba con final feliz. Quizá por eso esta nueva generación tiene,
cada día, más problemas para gestionar la frustración, el fracaso o la ira, porque
hemos creído que es mejor endulzar su vida a base de prolepsis que hablarles
desde la verdad, abordando -sin esconderlas- sus heridas y dándoles
herramientas con las que construirse. Instrumentos que usar en el ahora y no en
un hipotético futuro donde más que escucharlos a ellos siento que solo nos
proyectamos, desde lo que nos gustaría ser o haber sido, a nosotros mismos.
“Sufrir bullyng no te hace más fuerte” Nando J. López. Culturama. 2 de
diciembre de 2017
1.
Identifica el tema del texto, su género y la
modalidad textual que predomina. Razona tu respuesta. (1,25
puntos)
2.
Realiza un resumen del texto ( 0,75
puntos)
3.
Indica a qué categoría gramatical pertenece la
siguiente palabra, SUBOCEÁNICOS, analiza su estructura morfológica y señala a
qué proceso de formación de palabras responde (1,25 puntos)
4.
Analiza sintácticamente la siguiente frase: A los alumnos el profesor les entregó las medallas de oro, sin embargo no
estaban muy contentos (1,5 puntos)
1.
La narrativa y la prosa en la Edad Media ( 1,5
puntos)
2.
Comentario del Romance del prisionero (2 puntos)
Localización: autor, contexto y género
Plano del contenido: resumen, tema y
estructura interna
Plano de la forma:
Estructura externa: versos, rima, estrofa,
poema
Análisis de la expresión: recursos
estilísticos
Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
Cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
Sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son.
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son.
Sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
déle Dios mal galardón.
3.
Cuento XXXVIII. Lo que sucedió a un hombre con
piedras preciosas y se ahogó en el río (1,5 puntos)
Autor, contexto y género
Resumen y tema
Elementos de la narración: personajes,
tiempo, espacio y narrador
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